El 2 de febrero es el Día Mundial de los Humedales, fecha en que se firmó en 1971 el Convenio sobre los Humedales, a orillas del Mar Caspio, en la ciudad iraní de Ramsar.
Uno de los principales logros de este Convenio, también llamado Ramsar, ha sido la creación de la lista de humedales de importancia internacional. Dicha lista está compuesta por 2170 humedales de 168 países con una superficie de 207.045.355 hectáreas (enero 2014).
El Estado español se adhirió al Convenio en 1982, y hasta la actualidad (enero 2012) ha incorporado a la Lista de Humedales de Importancia Internacional 74 zonas húmedas con una superficie de 303.090 hectáreas entre las que destacan parques nacionales como Doñana y Tablas de Daimiel y lagunas como Villafáfila y Gallocanta.
Sin embargo, para Ecologistas en Acción resulta evidente la grave situación en que se encuentran la mayoría de nuestros humedales, los cuales durante siglos han sido considerados como eriales y zonas insalubres, por lo que fueron objeto de continuos planes de desecación. Concretamente en las últimas décadas han desaparecido el 60% de las zonas húmedas del Estado español, debido a desecaciones y ocupaciones producidas por la actividad agrícola, la extracción de aguas fluviales y subterráneas, los vertidos de aguas contaminadas y residuos, y la construcción de infraestructuras de transporte y urbanizaciones en sus márgenes.
La mayoría de las zonas húmedas de importancia internacional, protegidas por el Convenio Ramsar, cuentan además con otras figuras de protección (parque nacional, parque natural o ZEPA), pese a lo cual sufren graves problemas de conservación.
Casi la mitad de las zonas húmedas se encuentran gravemente alteradas. Especialmente afectados se encuentran los humedales costeros, ya que buena parte de ellos fueron en su día ocupados en las ampliaciones de poblaciones, por infraestructuras turísticas y carreteras. Pero también los humedales interiores están muy alterados, principalmente por los cultivos, ya que una cuarta parte de los humedales están rodeados de cultivos y un 20% de ellos se encuentran cultivados parcial o totalmente. Otra grave amenaza es la mala regulación hídrica, ya que casi un 10% de los humedales dependen de acuíferos sobreexplotados.
Las Tablas de Daimiel, posiblemente la zona húmeda más importante del Estado español junto con las Marismas de Doñana, y también declaradas Parque Nacional, es un claro ejemplo de las graves amenazas que tienen la mayoría de los humedales. La sobreexplotación del acuífero 23 por la agricultura, agravada por los proyectos de extender los regadios, la contaminación por aguas residuales, o la canalización del río Cigüela marcan el negro destino de esta importante zona húmeda.
Si insuficiente es el estado de conservación de los humedales de importancia internacional el del resto de zonas húmedas españolas es lamentable. La falta de protección favorece el actual proceso de degradación de la mayoría de estas zonas húmedas y la consiguiente extinción de especies.
Especies en extinción
Actualmente una parte muy importante de las especies de fauna que se encuentran en peligro de extinción dependen de las zonas húmedas. Concretamente tres especies de peces, fartet, samaruc y espinoso dependen casi exclusivamente de lagunas y marismas del levante español.
El samaruc es posiblemente el más escaso de todos los peces continentales ibéricos, estando distribuido principalmente por determinadas lagunas litorales del levante. En la actualidad una de sus principales amenazas es la destrucción de su hábitat por desecación de charcas y lagunas, igual que en el caso del fartet y el espinoso.
Las aves son sin duda el grupo más numeroso de especies afectado por la destrucción de las zonas húmedas, ya que casi la mitad de las especies que actualmente se pueden considerar en peligro de extinción dependen en mayor o menor medida de las zonas húmedas.
Especial mención merecen ocho especies de aves: avetoro, garcilla cangrejera, cerceta pardilla, porrón pardo, malvasía, águila pescadora, torillo y focha cornuda. Todas ellas se encuentran en peligro de extinción, entre otras causas por la alteración y progresiva degradación de las zonas húmedas.
La caza de aves acuáticas y la intoxicación de las aves al ingerir perdigones de plomo son otras amenazas ligadas a la falta de protección de los humedales.
Uno de los principales logros de este Convenio, también llamado Ramsar, ha sido la creación de la lista de humedales de importancia internacional. Dicha lista está compuesta por 2170 humedales de 168 países con una superficie de 207.045.355 hectáreas (enero 2014).
El Estado español se adhirió al Convenio en 1982, y hasta la actualidad (enero 2012) ha incorporado a la Lista de Humedales de Importancia Internacional 74 zonas húmedas con una superficie de 303.090 hectáreas entre las que destacan parques nacionales como Doñana y Tablas de Daimiel y lagunas como Villafáfila y Gallocanta.
Sin embargo, para Ecologistas en Acción resulta evidente la grave situación en que se encuentran la mayoría de nuestros humedales, los cuales durante siglos han sido considerados como eriales y zonas insalubres, por lo que fueron objeto de continuos planes de desecación. Concretamente en las últimas décadas han desaparecido el 60% de las zonas húmedas del Estado español, debido a desecaciones y ocupaciones producidas por la actividad agrícola, la extracción de aguas fluviales y subterráneas, los vertidos de aguas contaminadas y residuos, y la construcción de infraestructuras de transporte y urbanizaciones en sus márgenes.
La mayoría de las zonas húmedas de importancia internacional, protegidas por el Convenio Ramsar, cuentan además con otras figuras de protección (parque nacional, parque natural o ZEPA), pese a lo cual sufren graves problemas de conservación.
Casi la mitad de las zonas húmedas se encuentran gravemente alteradas. Especialmente afectados se encuentran los humedales costeros, ya que buena parte de ellos fueron en su día ocupados en las ampliaciones de poblaciones, por infraestructuras turísticas y carreteras. Pero también los humedales interiores están muy alterados, principalmente por los cultivos, ya que una cuarta parte de los humedales están rodeados de cultivos y un 20% de ellos se encuentran cultivados parcial o totalmente. Otra grave amenaza es la mala regulación hídrica, ya que casi un 10% de los humedales dependen de acuíferos sobreexplotados.
Las Tablas de Daimiel, posiblemente la zona húmeda más importante del Estado español junto con las Marismas de Doñana, y también declaradas Parque Nacional, es un claro ejemplo de las graves amenazas que tienen la mayoría de los humedales. La sobreexplotación del acuífero 23 por la agricultura, agravada por los proyectos de extender los regadios, la contaminación por aguas residuales, o la canalización del río Cigüela marcan el negro destino de esta importante zona húmeda.
Si insuficiente es el estado de conservación de los humedales de importancia internacional el del resto de zonas húmedas españolas es lamentable. La falta de protección favorece el actual proceso de degradación de la mayoría de estas zonas húmedas y la consiguiente extinción de especies.
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Actualmente una parte muy importante de las especies de fauna que se encuentran en peligro de extinción dependen de las zonas húmedas. Concretamente tres especies de peces, fartet, samaruc y espinoso dependen casi exclusivamente de lagunas y marismas del levante español.
El samaruc es posiblemente el más escaso de todos los peces continentales ibéricos, estando distribuido principalmente por determinadas lagunas litorales del levante. En la actualidad una de sus principales amenazas es la destrucción de su hábitat por desecación de charcas y lagunas, igual que en el caso del fartet y el espinoso.
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